08 Jun Un padre no da el pecho pero también nutre
por Valeria Sabater. Lamenteesmaravillosa.com
Un padre también entiende de crianza con apego y disfruta de esa cercanía cotidiana donde conferir afectos, mimos y canciones de cuna. También nutre, aunque no pueda dar el pecho, también él pasa las noches en vela, ríe, sufre y se preocupa de ese niño que forma parte de su ser, aunque no haya crecido en su interior.
Los cambios asociados a los férreos roles de género están cambiando y eso es algo que sin duda se agradece. A día de hoy la paternidad ya no es una etiqueta donde otorgar al hombre la responsabilidad exclusiva del sustento de un hogar. Los padres “no ayudan” en la crianza, no son agentes auxiliares sino figuras presentes, cercanas y siempre partícipes en la vida de esos pequeños en los que dejar huella, a los que nutrir, amar y guiar.
“No es la carne ni la sangre lo que nos convierte en padres e hijos, sino el corazón”
-Friedrich Von Schiller-
Algo que suelen comentar muchos pedagogos y especialistas en crianza es que un niño es parte de una tribu. Siempre hablamos de la maternidad y de ese apego íntimo establecido entre una mujer y su bebé. Sin embargo, a nadie se le escapa que los niños de ahora crecen en un pequeño microcosmos habitado por sus padres, sus abuelos, los tíos, los amigos de los padres, los maestros…
Toda interacción, todo hábito, cada gesto y cada palabra deja huella en el cerebro infantil, y los padres tienen la capacidad de dejar un impacto enormemente positivo en sus hijos.
El padre como figura de bienestar psicológico
Algo que todo sabemos es que al igual que hay buenas y malas madres, también los padres son falibles, cometen errores o incluso los hay que eligen el papel de padre presente, pero ausente. Por ello, antes que figuras de referencia en la educación y crianza de un niño, los padres y las madres son personas, y dependiendo de su madurez y de su equilibrio psicológico y emocional serán capaces de garantizar un mejor o peor desarrollo en ese pequeño.
Tal y como nos revela un trabajo llevado a cabo en la Universidad de Michigan (Estados Unidos), una responsabilidad que tiene todo padre es cuidar de su propio bienestar psicológico con el fin de promover un adecuado equilibrio emocional en sus hijos. Algo que se ha podido constatar es que los efectos del desempleo, del estrés o el simple hecho de mostrar conductas erráticas, marcadas por un carácter desigual, impacta de forma negativa en el desarrollo cognitivo del niño e incluso en sus habilidades sociales.
Por otro lado, el impacto de la figura paterna en el desarrollo del habla y el lenguaje de los bebés es a su vez innegable. Supone para los pequeños recibir mucho más estímulos, una voz diferente a la de mamá con otro tono, con otro tipo de gestualidad, y beneficiarse de una gama más amplia de refuerzos. A lo largo de los 3 primeros años de vida esa presencia cercana, afectuosa, divertida y accesible del padre consolidará también esos delicados procesos asociados al lenguaje.
Padre, nunca te canses de hablarle bonito a un niño. Pues esas palabras, aparentemente insignificantas, tendrán su importancia el día de mañana.
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